Tollan ("Lugar de tules"), cerca del río Tula, fue su capital. Allí levantaron edificios adornados con columnas en forma de guerreros llamados "Atlantes". También esculpieron figuras de jaguares, coyotes y águilas devorando corazones. Hacia el año 1,050 d.C., los toltecas habían convertido a Tula en una gran ciudad, capital de un imperio que dominaba el centro de México y extendía su influencia a regiones muy alejadas. En Tula, la función política estaba ligada a la religiosa y el centro urbano era la sede del gobierno y de la religión.
La guerra adquirió, entre los toltecas, mayor importancia de la que tenía en las culturas que florecieron en el periodo Clásico. Aparecen militares profesionales que se identifican con ciertos animales como: los guerreros águila, jaguar o coyote. En adelante, el predominio de los guerreros se hizo más intenso y el espíritu militarista caracterizó a todas las culturas del Posclásico.
Los toltecas dominaron un amplio territorio, pero no por mucho tiempo. Hacia el año 1.200 d.C. su fuerza fue destruida por nuevos grupos de invasores. El final de Tula se parece al de Teotihuacán, hacia 1,170 la ciudad y su centro ceremonial fueron prácticamente destruidos; sin embargo, la influencia de los toltecas sobrevivió en varios sitios. Tal es el caso de Chichén Itzá, en la región maya en Yucatán, cuya arquitectura y esculturas, como el Chac-mool, se parecen extraordinariamente entre sí. (Ver pp.112 y 113 de libro de Historia de 5o. de primaria). La ruina de Tula favoreció la entrada de nuevos grupos al altiplano que se asentaron en Tenayuca, a Texcoco llegaron grupos nahuas de

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